La Radiónica en el siglo XXI

Como definición podemos decir que la radiónica es una técnica de diagnóstico y de tratamiento a distancia, lo único que se necesita es un “testigo” de la persona a tratar, y este puede ser una muestra de cabello, o una gota de sangre, es decir una muestra orgánica, o incluso una foto.

La muestra de cabello, que es la que yo personalmente prefiero, va variando con el variar de las condiciones de la persona, de esta manera no es necesario conseguir una muestra nueva cada vez que se tenga que trabajar sobre esa persona, ya que su pelo, aún a distancia, reflejará los cambios que puedan haberse producido.

Cuando a finales del siglo XIX o principios del XX el Dr. Albert Abrams descubrió los principios de la radiónica (que entonces él llamó ERA (Electronic Reaction of Abrams), despertó muchas esperanzas entre los enfermos, y muchos recelos entre sus colegas, que veían amenazados sus privilegios, y que intentaron desprestigiarle por todos los medios.

No voy a hacer una historia de las aventuras y desventuras de los pioneros, hay libros que hablan sobre el tema. Con el tiempo, a causa de la persecución, la Radiónica de Estados Unidos pasó a Europa. Al contrario de lo que sucedió en EE.UU. aquí la Radiónica encontró un terreno fértil y acogedor, y aunque no se puede decir que fuera recibida en todos los países por igual, sí experimentó un gran desarrollo en el Reino Unido, en Francia, Bélgica, Italia.

En Europa la Radiónica se presenta bajo dos aspectos o escuelas: por un lado tenemos la Radiónica franco-belga, que funciona prácticamente sin instrumentos, ya que se utiliza lo que se ha dado en llamar las ondas de forma: todo lo que existe transmite energía, y esa energía será de un tipo u otro según la forma del objeto que la transmite: si es redonda, cuadrada, triangular, de formas compuestas, formas asociadas a números, etc., transmitirá una energía más o menos positiva, más o menos negativa. Porque no nos engañemos, donde interviene el ser humano nada está excluido a priori.

El sistema de funcionamiento es el mismo: un paciente, situado a cualquier distancia, un testigo, un operador radiónico.

La otra escuela es la de la Radiónica anglo-sajona, heredera de la de EE.UU, y que se basa principalmente en el uso de aparatos. Es conocida y aplicada sobre todo en el Reino Unido, Alemania, Italia. En España hace tiempo que se intenta introducir, pero cuesta. En el Reino Unido existe la Radionic Association, de la que depende la School of Radionics, que da cursos regulares perfectamente reglados. En este país la Radiónica es bastante conocida y es utilizada por muchos médicos, ya sea directamente o derivando los pacientes hacia operadores titulados. No hay conflictos entre unos y otros mientras los radiónicos se abstenga de utilizar términos como “diagnóstico”, “curación”, el nombre de ciertas enfermedades, etc., y tengan la astucia de presentarse como subordinados a la clase médica.

En EE.UU. la Radiónica en algunos estados está totalmente prohibida, en otros se tolera mientras los fabricantes de aparatos y los operadores tengan la precaución de declarar que los aparatos están exclusivamente destinados a la investigación, y que en ningún caso se utilizarán para tratar o curar personas.

En cuanto a las posibilidades de diagnóstico, hay que decir que su fiabilidad es por lo menos tan buena como la de un sistema médico “científico” sofisticado. Y pongo “científico” entre comillas porque tanto lo es el uno como el otro, solo que la clase médica se considera la única que trabaja siguiendo métodos científicos. Lo mismo se puede decir de los tratamientos, con el valor añadido de que la Radiónica no produce efectos secundarios nocivos, y en el peor de los casos no hará nada, pero nunca perjudicará al paciente ni le causará la muerte.

Como cosa curiosa mencionaremos las placas numéricas para alejar los bichos del hogar (moscas, mosquitos, cucharachas,…) de un fabricante italiano, un tipo de placas similar para proteger la casa de los ladrones, etc.

La Radiónica se considera en muchos círculos como la medicina del futuro, un futuro no lejano en el que se acepte finalmente (más allá de lo anecdótico) que la mente humana es muy poderosa y que todo es energía.